Oración Centrante


Por más de un año he abrazado la práctica de la "Oración Centrante" para mantenerme en mi identidad como "hijo amado de Dios." En su esencia, la oración centrante es simplemente silencio. Silencio para centrarse en la presencia y el amor de Dios. 

En el antiguo testamento de la Biblia se encuentran varios oraciones donde las personas piden que el rostro de Dios resplandezca sobre ellos. ¿En qué momento va a pasar esto? a menos de que tomemos tiempo para recibir el resplandor que Dios nos radia. En la oración centrante se toma el tiempo para contemplar e imaginarse de estar frente a Dios recibiendo su sonrisa sobre ti. 

En su libro, "Empezando a Orar", el autor Anthony Bloom relata la historia de una ancianita que todos los días se sentaba en silencio en la capilla de su pueblo por largas horas. Cuando un día el sacerdote le preguntó a la señora que hacía allí por tanto tiempo, ella le contesto: "Yo le mira a Él y Él me mira a mi y estamos felices." ¿Sabía usted que Dios está feliz de estar con usted? ¿Puede visualizar la sonrisa de Jesús cuando él le mira?

¿Cómo se hace la oración centrante?

Primera, aparte un tiempo y un lugar donde puede estar en silencio. Para mi, es en nuestro sofá en la sala, muy temprano en la mañana aun antes de que se levante el sol. De hecho yo le puse el apodo "S.C.S." a mi tiempo diario de oración centrante. S.C.S. = Sofá, Café, Silencio. Pongo un reloj por 10 minutos y me siento en el sofá con mi tacita de café y cierro los ojos. Allí respiro profundamente y me imagino que estoy sumergido en un río, el río del amor de Dios. Me concentro en su amor hacia mi y me imagino la sonrisa de Jesús con mucho agrado de estar conmigo. 

Y claro, ahí al ratito me distraigo. ¡Por supuesto! Pierdo la concentración. Ahí no me frustro, simplemente vuelvo a enfocar en el amor de Dios y me visualizo sumergiéndome de nuevo en el río de su amor. 

Cuando vienen todos los pensamientos de todas mis preocupaciones, los entrego a él. De hecho, le escucho preguntándome, "¿Qué necesitas soltar?" Y allí le suelto y le entrego mis problemas y preocupaciones. Dejo que el río del amor de Dios los lleva.

Respiro profundamente de nuevo y suelto y confío. Mi Padre se encargará de todas mis preocupaciones y yo puedo centrarme y encontrarme en él.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Le invito. Busque un lugar donde puede estar en silencio y ponga un reloj por tres o cinco o siete o diez minutos. Intente la oración centrante. Imagínese en el río del amor de Dios.



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